“El peligro no es la evolución de la IA, sino la mala interpretación que los humanos hacen de ella”

Que la inteligencia artificial está revolucionando todos los sectores industriales por sus capacidades de automatización y creación de modelos predictivos no es ningún secreto. Que la tecnología aún debe resolver innumerables retos (los éticos, los medioambientales) y responder a incógnitas relacionadas con la protección de datos o los sesgos, tampoco.

Mark Espósito, economista suizo y reconocido pensador y conferenciante, autor de varios libros, profesor de Harvard y asesor gubernamental, tiene algunas respuestas. En una entrevista con ComputerWorld pronostica el impacto de esta tecnología en el futuro y la forma en que cambiará el mundo.

¿Cuáles dirías que son las tendencias más notables en el sector de la inteligencia artificial que has observado?

El de inteligencia artificial es un concepto antiguo. Lo que no es antiguo es la aplicación actual, gracias a la que millones de personas tienen la capacidad de utilizar una forma de inteligencia artificial distribuida. Esta distribución, al igual que lo que hemos visto con la tecnología móvil o con internet cuando comenzó, la convierte en una tecnología de transformación de masas.

Aquí en España puede resultar normal, porque es un país desarrollado. Pero ahora otros países que antes no tenían los presupuestos para poder desarrollarse tienen la opción de acelerar mucho la productividad.

Esta es una de las tendencias más importantes. Hay más, pero la distribución de la cadena de valor con medios tecnológicos es un aspecto muy nuevo.

¿Puede acceder cualquier empresa a la inteligencia artificial y en particular a la inteligencia artificial generativa? Sabemos que entrenar LLM es muy costoso. ¿Cambiará esto en el futuro próximo?

Ya hoy mismo se puede alcanzar una inteligencia artificial de nivel de contenido, porque lo que permite que la IA sea muy precisa es una base de datos privada.

Cuando utilizamos ChatGPT, utilizamos una base de datos pública, por eso son informaciones muchas veces imprecisas y poco fiables. Pero igualmente, para procesos repetitivos que vemos en las empresas podría ser una forma de aceleración importante.

Un ejemplo. Hoy mismo escribimos mails todos los días. Muchas veces son repetitivos porque somos nosotros mismos los que estructuramos el correo. Es fácil que con una integración de ChatGPT adaptada al contexto de la empresa muchos de los emails se automaticen, por ejemplo en áreas como en marketing digital. Esto se va a convertir en ahorros de tiempo y, naturalmente, en ganancia de productividad.

Y se puede hacer hoy mismo.

Una empresa como Microsoft ya ofrece opciones a precios de suscripción de 7 u 8 dólares al mes para tener una integración de ChatGPT en Teams, en Office o en PowerPoint. Ya hemos visto que PPT hace sugerencias de diseño. Ahora se puede ofrecer inputs con parámetros determinados para crear una presentación. Esto supone un salto en productividad muy alto.

 "La distribución de la cadena de valor con medios tecnológicos es un aspecto muy nuevo"

Sostienes que la irrupción de esta tecnología no afectará a los puestos de trabajo, que actuará más como un complemento. Esto es difícil de entender cuando estamos viendo que en ciertos sectores productivos, como en el marketing digital, ya están sustituyendo el trabajo de muchas personas.

Hay algunos trabajos que existen desde hace muchos años, desde antes de que la tecnología actual existiera. El nivel de obsolescencia es congenial y lo tenemos que aceptar así.

Hay un nivel de evolución que va a eliminar las obsolescencias y sí hay trabajos que están más expuestos. Pero el peligro principal no es tanto la evolución de la tecnología sino la mala interpretación que los humanos hacen de lo que es la inteligencia artificial. Si nos imaginamos que es un equivalente a las personas en alguna forma ya estamos creando el espacio para ser reemplazados.

Creo que es más una cuestión de cultura o por lo menos de educación, de utilizar la IA para los fines justos y no tanto como un reemplazo automático solamente porque se puede hacer. La intencionalidad es muy importante también.

Sobre las implicaciones éticas. Estamos viendo que en los entrenamientos de modelos LLM puede haber partes interesadas [gobiernos, grandes empresas, lobbies] para que haya sesgos. ¿Cómo controlaremos esto?

Esto es igual que cuando queremos que las empresas paguen unos impuestos. Vamos a confiar en que lo hagan, pero también hay que aplicar procesos de verificación y auditoría. Actualmente hay empresas dedicadas exclusivamente a averiguar si la contabilidad de una empresa está bien hecha.

Del mismo modo, nosotros necesitamos un sistema de auditoría para que los algoritmos no estén programados, de alguna manera, con propensión a desigualdades que no estemos considerando. Hay igualmente dos tipos de sesgos; uno que es implícito, que no lo conocemos y que depende mucho del contexto cultural de los propios programadores, que muchas veces están en otros países, que muchas veces son sólo hombres, y que muchas veces no pueden considerar todos los aspectos porque están limitados.

Y los otros son procesos de sesgos explícitos, donde vemos errores de programación que nos dan problemas pero que podemos verificar y rectificar.

Este principio de auditoría de los algoritmos se tiene que basar en la colección de datos y tiene que ser en el momento del despliegue y de revisión. Un proceso mucho más integrado de responsabilidad forense, así como lo hacemos con la contabilidad. Es una capacidad que tenemos que desarrollar, no es tanto algo esotérico.

"Si nos imaginamos que [la IA] es un equivalente a las personas en alguna forma ya estamos creando el espacio para ser reemplazados"

Por último, ¿cómo va a impactar la inteligencia artificial al mundo? Estamos viendo que está avanzando muy rápidamente y las consecuencias parecen aún indescifrables. ¿Te atreves con un pronóstico?

Lo que yo veo seguro es que OpenAI es ya una empresa que todo el mundo conoce y es una de las muchas empresas en el contexto de IA generativa que se está posicionando en el mercado.

Vamos a ver la llegada otros jugadores que podrán ser grandes empresas tecnológicas o startups en las que invertirán otras empresas. De la misma manera que no sabíamos qué era OpenAI y que Microsoft había invertido mil millones de dólares en ella.

Yo lo llamo rain forest. Cuando un árbol de un bosque crece de pronto algunos árboles que no se veían hasta entonces se van a ver y va a ser mucho más populares. Será un mercado que se irá consolidando con más propuestas, con más opciones.

Lo que también va a pasar es que a nivel de los gobiernos, sobre todo en el contexto de la UE, vamos a tener más miedo de perder el control, y muchas de las políticas que veremos en los próximos meses serán políticas de governance para que haya una regulación entre el potencial de la IA generativa y los riesgos asociados.

Y es que hoy en día la tecnología puede ser utilizada para coleccionar informaciones falsas y hay problemas de percepción pública, porque en el momento que utilizamos algoritmos para crear, por ejemplo, informaciones mediáticas. La información mediática podría crear lo que yo llamo eco chambers, unas cámaras de resonancia mediática de opiniones animadas por estos algoritmos y que van a acentuar mucho más la polarización en la opinión pública. Es por esto que ahora mismo en Europa estamos viendo el auge del populismo, de personas que ven información muy polarizada en su día a día.

Tenemos que tener mucho cuidado en esto porque no podemos permitirnos nunca que información y verdad no coincidan. En el momento en el que hay diferentes versiones de la verdad tenemos un problema.